20110722

Martes por la mañana



  El vagabundo camina a través de mi ficción. Me pregunto qué haría si supiera que un camión lo matará el próximo martes por la mañana. Me pregunto qué haría si supiera que sólo es una ficción. El vagabundo deja de caminar y abre una bolsa de papel, parece que alguien le ha regalado comida, pero no, sólo es más basura guardada. "Basura entre la basura", pensó, y así se pensó. El vagabundo decide caminar hacia el norte, que en realidad es el sur; para él, cualquier parte es cualquier parte mientras así se lo disponga, manipulaba sus anacronismos a su antojo; como aquel día que le hizo un berrinche a una universitaria sobre un puente peatonal. Le gritaba y le reclamaba a lo largo del puente: "...pero mamá, cómprame la pistola, quiero la pistola para jugar con Eduardo". O la vez que invitó al señor de la tienda a la boda de su hermano: "!Tienes que ir, papá, es la boda de tu hijo!". Le gustaba vivir sus recuerdos inventados, a veces era lo único que poseía. Los otros, los verídicos, los perdía paulatinamente mientras se inventaba éstos que vivía día a día. La última mañana del martes se retrasó su muerte, al parecer, el chofer del camión que accidentalmente lo mataría, se retrasó un minuto con el tiempo. Un fortuito e insignificante olvido de llaves del chofer, hizo que el vagabundo pasara un minuto antes y así, inocentemente, frustrar el trágico encuentro. Aquel día, el chofer del camión ganó un minuto de tiempo gracias al ausente tráfico que nadie pronosticaba sobre la Avenida E. De esta manera, el vagabundo y el chofer, sincronizaron sus tiempos otra vez. El siguiente martes por la mañana se enlazarán sus tiempos para darle vida a una muerte a través de un aparente accidente. 

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